
Días atrás, el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) publicó el informe “Índice de paz México 2023” (IPM), ahí se identificaron y midieron determinados factores que pueden impulsar la concordia en un territorio. Los indicadores que fueron utilizados para medir abarca desde homicidio, delitos con violencia, con arma de fuego, crímenes de la delincuencia organizada y cárcel sin sentencia. Si bien el enfoque cuantitativo y el uso de estadísticas son valiosos para investigaciones y análisis de las agresiones, también puede traer algunos riesgos y desaciertos que son importantes considerar.
Sobre todo ahora que la PERCEPCIÓN ciudadana en este país, ubica con una tasa de aprobación del 60%, según la encuesta del periódico Reforma, levantada entre 18-23 de mayo, al presidente de la república, al inicio del que será el último cuarto sexenal.
“REALIDAD”
En lo que respecta con la inseguridad, LA REALIDAD contrasta con su popularidad. El 57% piensa que la violencia ha aumentado en los últimos 12 meses y el 43% que la presencia del crimen organizado se ha extendido. Son números muy parecidos respecto a los que se reportaron en mayo de 2022 y mucho más altos que los de hace dos años. La gente está convencida que la estrategia de seguridad del mandatario federal, no ha funcionado. Quintana Roo, no es la excepción, las estadísticas de sangre van en aumento todos los días.
“EL DISCURSO SURREALISTA”
A lo largo de los cuatro años y medio del inicio del gobierno del presidente López Obrador, los cuales se cumplen este jueves 1 de junio, el discurso gubernamental que se ha escuchado continuamente, es que se está pacificando el país, que se están atendiendo las causas de la violencia, que ya no existen violaciones a los derechos humanos y que las Fuerzas Armadas realizan su labor de salvaguardar a la población. Desafortunadamente nada de esto parece que se lleva a cabo, o bien, aparentemente las autoridades viven en un multiverso alterno.
Asimismo, el uso político que se le ha dado a los datos de delitos es probablemente, el riesgo más grave, ya que éstos se ocupan para vanagloriar “éxitos” gubernamentales bajo el criterio de mostrar una disminución en los índices delictivos y con ello intentar mejorar la percepción de seguridad. Pero lo que hemos observado es solo una reducción artificial y, dada la complejidad y limitaciones mencionadas, es conveniente analizar las cifras con precaución y considerar otros indicadores y fuentes de información que permitan obtener una imagen más completa de la situación de firmeza y criminalidad en el país.
“LOS AMLITOS”
Algo similar ocurre en Quintana Roo, el discurso es muy semejante, los alcaldes en su gran mayoría no le han puesto empeño a los riesgos y desaciertos que son importantes reflexionar. El primero, la escasez de representatividad en los registros de delitos, esto se debe a la carencia de un verdadero registro de incidencia delictiva, el cual supondría que debería de considerar la totalidad de eventos ocurridos sobre fechorías en un espacio y un período de tiempo específico. El segundo y quizás el mas graves, la falta de denuncia en este país.
De ahí que se tenga una cifra negra del 93 % de los delitos, es decir, los registros que presentan las fiscalías y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sólo representan el 7 % de la incidencia y en fechorías como secuestro o extorsión son de aproximadamente 3 %.
Para finalizar, es una realidad que nadie quiere contemplar a un grupo de funcionarios creyentes que levantan sin tregua la capa invisible de un traje inventado. Como lo hemos dicho antes, la democracia necesita de contraponer puntos de vista, de poner en tela de juicio las decisiones del gobierno cuando van en contra de su propio discurso y, particularmente, en el momento que no abonan al crecimiento y la unidad de la nación.
NOS LEEMOS EN LA PRÓXIMA
Sigueme en Twitter/@LOTECL777