
Estamos en la víspera de la transición de poderes en Quintana Roo y hasta ahora, no hubo una estrategia institucional e integral para combatir la corrupción en los 11 municipios y el estado. Tampoco se han fortalecido los instrumentos judiciales y fiscales para recuperar activos robados, reparar daños a víctimas y desmantelar las redes de deshonestidad existentes.
A nivel estatal, no se sabe en cuanto oscila lo recuperado del saqueo al erario público por parte del ejecutivo del estado anterior por la actual administración que encabeza Carlos Joaquín. Por lo tanto, la percepción de corrupción puede arrojar resultados mixtos, pues esta ha sido más sensible a escándalos, investigaciones periodísticas, reputación del Gobierno o discursos políticos. Complementar esta variable con otras mediciones es muy útil para identificar el panorama completo.
Una de ellas es la percepción de corrupción, en casi todos los gobiernos municipales que terminan, donde ha quedado reflejado la frustración, enojo o descontento con el Gobierno de parte de los gobernados. Convirtiéndose, sin pretender ser, el pasado proceso electoral del 6 de junio, en un elemento fundamental en la evaluación del desempeño gubernamental y, posteriormente, en información para tomar una decisión al momento de emitir el voto, el cual se dejó sentir en los 11 municipios.
Hoy, es un hecho que la corrupción en México sigue presente, en Quintana Roo, se sabe mucho de esto. Las acciones para detectar, sancionar y disuadir la deshonestidad han sido insuficientes. El Índice de Capacidad de Combate a la Corrupción 2019 (CCC) ubicó a este país en la posición número 6 de los 8 países de América Latina evaluados. Pero, tal parece que lo antes mencionado, queda en segundo plano.
Por lo cual, las próximas autoridades municipales en Quintana Roo, deberán de considerar el combate a la corrupción como uno de sus principales emblemas. Hoy tienen una oportunidad única de materializar esta promesa y generar resultados. Es un gran pendiente en los 11 municipios, con la democracia, pero sobre todo, con la ciudadanía.
En algunos municipios de Quintana Roo, se refleja más que en otros, pero, sin lugar a dudas, como gobierno deberán hacerle frente a este problema de tal manera que impacte positivamente en las personas, su seguridad y protección. Aún es pronto para señalar el rumbo, sin embargo, la percepción de corrupción es engañosa: en un momento puede jugar a su favor y en otro podría perjudicarles.
Por lo cual, pareciera imposible alejarnos de esos apasionamientos políticos para construir comunidad y ciudadanía. Quizá no sea tan difícil. Pero, insisto, en esa transición de poderes en Quintana Roo, quiero finalizar con una reflexión política sobre lo que queremos para el estado y el municipio de Solidaridad y espero no equivocarme, “es trabajar en conjunto para cimentar un mejor futuro o dejar que la pasión termine por dividirnos”.
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@LOTECL777