
Se dice que en política no se comenten errores; se comete uno, los demás son consecuencias. ¿Y dónde está el pecado original de la oposición que ha hecho como que se une, pero al final queda cada vez más fragmentada?
¿Será conveniente regresar al pésimamente planeado frente Va por México, en el cual se sometían, sin reglas, a los desplantes mediáticos de los dirigentes de los partidos políticos y que ataban a los legisladores a una supuesta “moratoria legislativa”? -justo cuando se necesitaba mostrar “músculo” el frente hizo agua-
¿Caminaremos más hacia atrás hasta encontrar las malas decisiones electorales de 2021, que aún así, les otorgaron ventajas en la Cámara de Diputados, ventajas que no han sabido manejar?
O, de plano, nos vamos hasta el 2018, época en la cual se tejieron suficientes agravios como para dudar de cualquier movimiento en pos de la unión de partidos disímbolos.
Lo cierto es que “el error original” de cada partido, en la actual condición, se puede encontrar en ese afán extraño de ser “una oposición propositiva” que busca el inmediatismo, no tiene visión de estado y termina en calidad de legitimador oficioso –lo que resiste, apoya-.
Y hablamos de OPOSICIÓN, no de partido en el poder o de aliados de éste, ya que las condiciones de análisis serían diferentes. La oposición es eso, no la legitimadora de decisiones de la gente en el poder. Recordemos que AMLO en la oposición fue tajante al pronunciarse en contra de todas las medidas que los gobiernos tomaran, ya que ese era el papel que el ejercicio democrático le había dado y aprovechó al máximo esa condición.
Actualmente, la oposición se debate en falsos dilemas que profundizan su caída: se proponen como contrarios, pero añoran el poder; a su vez, hacen todo por presentarse como diferentes, pero hacen todo para congraciarse con sus contrapartes. La oposición está para contradecir al poder, no para auspiciarlo y los partidos políticos que les tocó el rol de oposición NO saben qué función ejercer y caen fácilmente en las trampas retóricas que el gobierno les pone.
Actualmente, las oposiciones se debaten entre la corrección política -no hacer cosas que parezcan malas- y la búsqueda de buenos resultados electorales que les permitan permanencia en el presupuesto, prerrogativas e influencia política; pero no están ocupadas en construir un discurso sólido que contraste con el oficialismo y que permita que la ciudadanía se haga de un criterio propio, siguen creyendo que ésta es menor de edad y que se le deben ocultar los “grandes secretos de la política”.
Como dice el dicho: Si no sabes a donde quieres ir, menos sabrás que rumbo tomar.