
Desde los inicios del siglo XXI, las ciencias sociales se han dado a la tarea de estudiar los fenómenos de comunicación identificados como “construcción de narrativas” o de realidades. Esta consiste en la creación de mensajes sumamente elaborados que tienen todos los elementos de un relato literario, sea de un hecho o de una ficción; aunque se presente como pieza periodística o documental.
El dotar a una anécdota, de elementos literarios, no le resta calidad periodística si se respetan las características de fidelidad, veracidad y oportunidad de los hechos presentados, ya que la esencia queda intacta y se logra que las audiencias obtengan información de la mejor manera.
El problema es que, en comunicación política, difícilmente se busca respetar los procesos informativos, salvo cuando se trata de desmentir publicaciones.
En las campañas políticas de USA encontramos muchos ejemplos de construcción de realidades alternas que dan inicio, indefectiblemente, con una noticia falsa o “fake news”.
Estos productos de comunicación tienen origen en piezas informativas que son distorsionadas y son presentadas a auditorios específicos para que las divulguen como verdades propias que no aceptan discusión.
Ejemplos hay muchos, pero el caso “HEAVEN’S GATE”, la religión ovni comandada por Marshall Applewhite, cobró la vida de 38 fanáticos que aseguraban que un ovni, encubierto en el cometa Hale Bopp, vendría por sus almas.
Menos trágico, pero con grandes secuelas políticas y sociales fue el conocido como “PIZZA GATE”. En el 2016, la cuenta de correos del coordinador de campaña de Hillary Clinton, fue hackeada y difundido su contenido; en el cual, los conspiradores aseguraban que había claves de restaurantes que conformaban una red de tráfico de personas y abuso sexual infantil, a cargo de altos funcionarios del Partido Demócrata de los EEUU.
Estos contenidos fueron “movidos” en estados donde la ventaja de Trump era reducida y “las escenas de los crímenes” ubicadas en estados donde el dominio Demócrata era evidente.
A las noticias falsas se les agrega un poco de tecnología y tenemos lo que se ha dado en llamar “deepfake”. En la mayoría de los casos, esto se basa en manipulaciones de video en las que el software analiza el material de origen y extrae parte de él, luego lo inserta y lo adapta en otro video. Los llamados intercambios de caras son la forma mas común de los fake. Va un ejemplo: https://youtu.be/8-Jcg4I4vB0
A todo esto, llegamos a un concepto denominado, POSVERDAD: El término suele utilizarse con referencia a contenidos difundidos por los medios de comunicación o por dirigentes políticos que se presentan como noticias o datos objetivos, pero en realidad son aseveraciones que apelan a las creencias de los individuos. Así, lo expresado es percibido como verdadero aunque no lo sea.
Otros datos de interés sobre la posverdad es que se aprovecha de la confusión y también de la pereza del ser humano para pensar y reflexionar. Eso sin pasar por alto que tiene como objetivo “enfangar” la sociedad.
En conclusión, dudemos de los que nos ofrecen en redes sociales y busquemos diversas fuentes para no caer en los engaños que, como comentamos, tienen costos muy altos.
Por cierto, el PIZZAGATE fue difundido por WikiLeaks y replicado a través de 4chan, 8chan, incluso en twitter. (el fundador de WikiLeaks es Julian Assange)