
Desde varias administraciones sexenales, Quintana Roo, transita por una delicada situación de inseguridad que ha trascendido poderes y órdenes de gobierno. Se ha sabido que miembros de la clase política y servidores públicos han estado relacionados con integrantes de la delincuencia, situación que dificulta combatir y erradicar la inseguridad.
Campañas políticas, informes de gobierno y discursos de todos los colores y signos políticos sólo establecieron una narrativa con mensajes que una y otra vez, prometieron lo que saben que no podrían cumplir. De los partidos políticos, se puede decir que fueron rebasados, coaccionados u obligados a participar de un nicho de corrupción o con la delincuencia.
En este complejo entramado de intereses y complicidades se encuentra la ciudadanía que ha padecido las deficiencias de las acciones del Estado y de gobiernos que, por acción u omisión, han consentido que la delincuencia se integre y diluya en el tejido social.
No es un problema nuevo, pero es un problema de compleja solución. Hoy en día la administración gubernamental que se va, no fue capaz de ofrecer las condiciones necesarias para revertir las condiciones de inseguridad que sus antecesores provocaron, ni llevo a la cárcel a sus culpables como prometió y menos aún se ha hecho justicia a muchas víctimas de delitos en este aun, bello y mágico Quintana Roo.
¿Usted qué opina?
Los leo…