
En nuestra cultura mexicana, los líderes políticos y la propia sociedad tienen sus villanos favoritos, más también, sus héroes favoritos y entre estos últimos, sin duda alguna el preferido de todos, sin importar el color de la camiseta es Benito Juárez, el primer y único presidente de origen indígena de México.
De él, sabemos que estableció las bases sobre las que se funda el Estado laico y la República federal en México y ya en el ejercicio gubernamental que crea las Escuelas Normales, reconstruye el Palacio de Gobierno y aunque realiza otras obras de importancia, al término de su largo mandato de 5 periodos presidenciales deja “excedentes” en la hacienda federal.
Lo que poco sabemos de él, al menos en la historia que nos cuentan en las escuelas, es que no fue un político que se hizo de la noche a la mañana; fue un hombre que ingresó al seminario; donde estudio Latín-Filosofía y Teología, además de su carrera de Derecho; su trayectoria política la inicia con una regiduría, después en la gubernatura de Oaxaca; más tarde como ministro de Justicia e Instrucción Pública, presidente de la Suprema Corte de Justicia y finalmente en la presidencia de México. Todo en un término de 25 años. Tiempo que le dio la experiencia previa y el máximo grado de estudios con los que se podía contar en esa época.
Por otra parte y para entender el objetivo de esta plática ¿le suenan estos nombres? Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Santos Degollado, Miguel Lerdo de Tejada, Francisco Zarco, Ignacio de la Llave, León Guzmán, Jesús González Ortega, Manuel Doblado, Ignacio Zaragoza, Sebastián Lerdo de Tejada, Ignacio Comonfort, José María Lafragua, Guillermo Prieto, Ignacio L. Vallarta, Matías Romero Avendaño, José María Iglesias y Manuel Ruiz.
Bueno, pues estos grandes hombres, muy conocidos y que los vemos nombrados en las calles de nuestras ciudades, fueron algunos de los integrantes de su gabinete. Como puede verse, son ciudadanos de alta calidad profesional y de probada ideología y filosofía liberal. Hace muchos años que la reunión de un grupo similar no sucede en “casi” ningún gobierno, ni federal ni estatal ni municipal.
Toda esta plática que tal vez pueda parecer cansada, porque aprendimos desde pequeños que la historia es aburridísima, es solo para tomar a nuestro mejor modelo de político, como referente y entender por qué mantenemos esa imagen de él. Estamos a escasos días de que inicie un nuevo gobierno en nuestro bello municipio ¡nuestros problemas y necesidades demandan congruencia y principios claros y fuertes para gobernar!
La primera evidencia de lo que será el próximo gobierno local, es la lista de actores que acompañen a la hoy presidenta municipal electa Lily Campos. El que los integrantes de su administración, cuenten con estudios y experiencia en el área que pretendan dirigir y que los resultados de la misma sean reconocidos con hechos concretos, sin duda, la mejor certeza de que vamos hacia una verdadera transformación. Ahora lo primordial es observar que el gabinete en su totalidad sea acorde con el compromiso de la calidad, sólo así podrá comprenderse y actuar en tiempo y forma, para responder a la gran responsabilidad que se adquirirá una vez que tome posesión.
Recordemos las enseñanzas de la historia y recapitular que los gobiernos de calidad, solo lo han logrado los equipos y personas de calidad.