
Este viernes será 25 de marzo y con ello otro “DÍA NARANJA” por lo cual, es apremiante dirigir el aprendizaje de niñas y niños con igualdad de género desde la casa y en la escuela; con la conciencia de que estamos formando a las y los adultos de mañana. La educación bajo este principio, debe dirigirse a que la niñez aprenda a manejar sus emociones y a canalizarlas, para dejar de estereotiparlas como naturales de un género. Normalmente, se relaciona el enojo a lo masculino, y el llanto o la tristeza a lo femenino. Lo que, podría generar en la niñez algún tipo de frustración que propicie más violencia.
No basta con “brigadas sociales” por parte de los gobiernos de los tres niveles, ni vestir los edificios de color anaranjado, mucho menos de dar esos “discursos vacíos y huecos”. Tenemos que ser un factor de cambio para estrechar las brechas de desigualdad que existen, porque la violencia de género sin duda conlleva a ejercer otro tipo de violencias.