
Es muy cierto que TODOS los partidos han sufrido un alto descrédito, propiciado, en total medida, por aquellos que ahora les exigen que sean la punta de lanza en contra del presidente de la República y de su movimiento -que no partido-. Si, aquellos opinadores, analistas, politólogos de ocasión que cobijaron con sus sesudos comentarios al AMLO que ahora no reconocen; aquellos que lo encumbraron a costa del descrédito del sistema político mexicano y que ahora no saben que hacer con él.
Pues bien, a poco del inicio del proceso electoral en Quintana Roo, el sistema de partidos aún mueve “la patita” y lo demuestra, indirectamente, con los registros para candidatos independientes, en donde el IEQROO desestimó a 9 de ellos y a 4 les dio prórroga para complementar sus documentos.
El acceso al poder público aún sigue complicado, fuera de la órbita de los partidos políticos.
El artículo 41 Constitucional, en su parte conducente nos señala que los partidos políticos tienen, como organizaciones ciudadanas, la finalidad de hacer posible su acceso al ejercicio del poder público; y los partidos políticos, desde los congresos y con reglas cada vez mas complicadas, marcan el paso a nuestra incipiente democracia
Mayores pruebas de todo lo anterior se darán en Quintana Roo, en cuanto los partidos políticos empiecen a definir sus candidatos y los no beneficiados se sientan relegados y busquen oportunidades en otras agrupaciones.
Sé que mucha gente se ofende por el cambio de estafeta que algunos políticos realizan en estas épocas, pero considero que estas acciones reflejan que el sistema de partidos goza de cabal salud, ya que permite, como lo dice la Constitución, que los ciudadanos accedan al poder público.
Y eso no es cosa menor.