
En los próximos meses, Quintana Roo, volverá a tener un proceso electoral, en el que de nueva cuenta su población, tendrá la oportunidad de elegir nuevos diputados del congreso estatal, además de la gubernatura. Por lo cual, al menos en el papel, los partidos políticos deberían guiarse a partir de parámetros democráticos mínimos, entre ellos la renovación periódica de su dirigencia y dejar de simulaciones.
Lamentablemente, en la práctica es común que los órganos de gobierno de los partidos estén cooptados por grupos que buscan controlarlos y perpetuarse en el poder aun cuando la ley los obliga a que, mediante procedimientos que permitan la participación de su militancia, elijan a la dirigencia partidista periódicamente.
Todo esto pasa, en buena medida, porque los partidos políticos se han vuelto flojos. No les interesa imaginar que en el Estado, ciertamente puede ser diferente. Asimismo, es que encontramos a Institutos políticos que buscan evitar definiciones claras, no quieren apelar a grupos que hasta hoy no se han sentido realmente representados, sino acomodarse al espectro, aunque este se pueda producir cada vez más pequeño y el 30% de las personas sigan sin salir a votar. Prefieren, unirse de espaldas a la ciudadanía por su falta de voluntad para escucharla, y otros no son capaces de entenderse de frente a ella aún si presumen que la escuchan ¿le suena familiar?
Lamentablemente, dicho episodio vuelve a poner en evidencia la ausencia de un espíritu democrático de los partidos y su negativa a cumplir con las reglas básicas que ellos mismos se han impuesto. Son justamente este tipo de conductas las que entre otros aspectos, contribuyen a explicar el desencanto de la ciudadanía con los Institutos políticos, al no ser capaces de comportarse bajo criterios mínimos de democracia, ni siquiera en su interior.
Sin lugar a dudas, si, los partidos políticos no salen de esa “mecánica” la cual, consiste en registrar una plataforma en lo político y electoral como requisito legal, pero no tienen ninguna obligación de hacerla cumplir ante sus militancias o, a la sociedad que cree en ellos: Por lo cual, la peor tragedia que podríamos pasar el próximo año, frente a la catástrofe que aún está implicando la pandemia del covid-19, es que sigan con los mismos discursos, promesas y fracasos de cada proceso electoral.
Para finalizar, en el marco de la Transición de poderes, la cual en Quintana Roo, solo es cuestión de días, cabe recordar que la gente se cansó de escuchar y observar la simulación de aquellos personajes que se manifiestan por esta u otra razón a través de los partidos políticos en el estado. Quienes, siguen apostándole a las encuestas, las cuales, reflejan siempre un determinado y momentáneo ánimo social que puede cambiar, que de hecho cambia con el tiempo. Dicho de otra manera, si las promesas siguen siendo las mismas es porque poco han resuelto sus acciones.
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