𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐋𝐈𝐃𝐀𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃, 𝐋𝐀𝐒 𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐒𝐓𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀𝐓𝐈𝐕𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐀𝐍̃𝐀

Puede parece obvio que un objetivo estratégico y lograble para toda candidatura es llegar al arranque de la campaña“ 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐥𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐚”, es decir: tener un posicionamiento tan fuerte que se llegue al inicio de la etapa proselitista con ventaja clara en la “𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐯𝐨𝐭𝐨”. Algo que no está sucediendo en Solidaridad, aun con todo y la idea que le quieren vender, al electorado a través de encuestas como parte de la narrativa de campaña por parte de los operadores políticos de la candidata del partido “guinda” a la presidencia municipal, y le explico porque amable lector.

¿𝐋𝐀𝐒 𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐒𝐓𝐀𝐒, 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐈𝐃𝐄𝐍?

Al respecto conviene recordar que las encuestas no predicen votos futuros; miden la intención de voto en un momento dado. Este matiz es esencial, ya que refleja no tanto un compromiso firme de acción, sino una inclinación temporal que puede o no materializarse el día de la elección. Su capacidad para predecir depende de muchos factores, incluidos los cambios en la opinión pública y la participación electoral efectiva. Con lo antes mencionado, me atrevo a preguntar ¿𝐝𝐞 𝐝𝐨́𝐧𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐜𝐚𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨𝐬? 𝐚𝐪𝐮𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐞𝐧 𝐬𝐞𝐫 “𝐥𝐢́𝐝𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐨𝐩𝐢𝐧𝐢𝐨́𝐧” en torno a que, en Solidaridad, la candidata del partido “guinda” a la presidencia municipal tiene una ventaja de 15 puntos sobre la actual alcaldesa.

Lo mencionado hasta aquí, me lleva a afirmar que la estrategia de utilizar encuestas como arma política conlleva el riesgo de desincentivar la participación de aquellos que ven su voto como redundante o fútil, un efecto contrario al deseado por las democracias saludables.

“𝐄𝐋 𝐏𝐎𝐃𝐄𝐑 𝐃𝐄𝐋 𝐕𝐎𝐓𝐎”

De modo que, se debe de reflexionar sobre cómo votamos y qué exigimos a nuestros candidatos una vez que son gobernantes. Ya he reiterado en otras ocasiones la importancia de involucrarnos en la política, más allá de criticar todo aquello que no concuerda con nuestra forma de observar el mundo. No se puede seguir yendo a las urnas con la idea de que se irá a votar a un concurso de popularidad o de no hacerlo se quitara el apoyo de los programas sociales. Es irresponsable y nos empuja más lejos en esta deriva en la que estamos.

Sin duda alguna, es tiempo de humanizar y ciudadanizar la política. Como humanos, los candidatos a un puesto de elección popular serán tan falibles como cualquier otro, por ello tendrán que reforzarse los mecanismos estadísticos que les ayudarán a tomar decisiones. Necesitamos también de ciudadanos activos, que observen, analicen, exijan, cuestionen. Sin este binomio, seguiremos con futuros gobiernos incapaces o inexpertos, superados por la realidad o desinteresados totalmente de ella, 𝐥𝐨 𝐜𝐮𝐚𝐥 𝐞𝐧 𝐒𝐨𝐥𝐢𝐝𝐚𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝, 𝐲𝐚 𝐬𝐞 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐨́ 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐋𝐚𝐮𝐫𝐚 𝐁𝐞𝐫𝐢𝐬𝐭𝐚𝐢𝐧 𝐲 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐝𝐞𝐛𝐞 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐩𝐞𝐭𝐢𝐫. En ese marco, no importará por cuántas supuestas soluciones votemos, las cosas simplemente no van a cambiar.

Para finalizar, por un instante lo invito amable lector a pensar positivamente y supongamos que algunos de los que sueñan con ser los nuevos alcaldes en Solidaridad, cuenten con las mejores intenciones: desean mejorar su comunidad, su ciudad, la calidad de vida de sus gobernados ¿𝐜𝐮𝐚́𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐫𝐞𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐠𝐨𝐛𝐞𝐫𝐧𝐚𝐫?

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