Si bien, en tiempos electorales la crítica puede ser desinhibida, abierta y vigorosa, nunca debemos olvidar que; ya sea un ciudadano común, una figura pública, un político, un “influencer”, “youtuber” o cualquier creador de contenido, o un simple comentarista a una publicación digital, no debe olvidarse del respeto a la honra, a la imagen, y al reconocimiento de la dignidad.
Lo dice nuestra Constitución Política en sus artículos 6 y 7 los ejes rectores de la libertad de expresión. Entre ellos que la manifestación de las ideas no puede ser objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, también establece supuestos específicos de excepción a su ejercicio, como el ataque a la moral, la afectación a los derechos de terceros, la provocación de un delito o la perturbación del orden público.
De ahí, que, en Quintana Roo y en especial Solidaridad, se está volviendo común y más acercándose a tiempos de procesos y campañas electorales, exista un amplio debate tanto en medios de comunicación masiva, como en redes sociales y de entretenimiento en Internet. Sobre asuntos de interés público, y entre ellos se susciten acaloradas discusiones hacia funcionarios públicos, aspirantes y candidatos a cargos de elección popular, dirigentes de partidos políticos, y figuras públicas en general relacionadas con la política.
Siendo las redes sociales, la plataforma preferida, donde toda información es manipulable: pueden crear una noticia falsa y volverla tendencia, crecer mediáticamente a un individuo en cuestión de horas, intimidar y agredir a quien opina de manera contraria a lo que el algoritmo les tiene programado, convertir en Trending Topic, cualquier indagación. Los casos cada vez son mayores, y por supuesto que es constante, el hecho que esa forma de manipulación se vuelva deseada y hasta indispensable para los aparatos políticos.
Todos los conocemos, cuya hipocresía radica en cómo, siempre siguiendo su juego, las colmenas de cuentas falsas acusan a los otros, sus opositores, de ser bots y trolls, sin ellos mismos asumirse como impostores. Lo que tenemos hoy en día, probablemente, es una batalla entre agencias encargadas de encumbrar cada una el punto de vista de quien las contrata, y no manifestaciones reales de ciudadanos interesados en el presente, tanto en Solidaridad y Quintana Roo.
Por ello, si bien se acepta que, en un sistema democrático, se procura un debate desinhibido y crítico, también es cierto que debe protegerse y cuidarse la honorabilidad de las personas. En consecuencia, no podemos establecer que la libertad de expresión es ilimitada, y que se puede decir lo que sea en espacios de Internet, ya que no se puede atentar contra la dignidad de un ciudadano, o colectivo humano.
Para finalizar, en otras colaboraciones ya había compartido con ustedes mis inquietudes sobre estos grupos que abusan de la libertad de expresión (mienten constantemente y rara vez usan datos duros para respaldar sus ataques; dado su éxito, parece que no los necesitan) y dañan a la democracia puesto que su objetivo es desinformar.
Nos leemos en la próxima…
@LOTECL777