Lo ocurrido días atrás al activista-ciudadano Antonio Ramos, quien fuera puesto tras las rejas por elementos de Seguridad Pública en Playa del Carmen, bajo la conclusión de obstruir el trabajo policiaco (argumento burdo, por cierto). Me lleva al pasado, si, al trienio 2018-2021 de Laura Beristain, donde tan sólo en el 2020 y en plena pandemia hubo más de 60 ejecuciones y como sucedió en este caso, solo hubo voces aisladas de protesta.
Hago referencia a dichos datos, los cuales relaciono con la detención de Antonio Ramos, porque, tal parece que la postura de los altos mandos de la tropa en el municipio es un molde que nunca se rompe. Cuyo error de normalizar estos eventos y minimizar la gravedad de la situación, es el común denominador y se encuentran en las declaraciones a los medios de comunicación por parte de quienes están al frente de la secretaría de Seguridad Pública en Solidaridad, quiero aclarar que no es exclusivo de este trienio.
Lo cual me lleva a preguntar ¿Acaso es tan difícil informar que el municipio de Solidaridad está próximo a salir de la lista de los 50 municipios más violentos del país? Que gracias a la denuncia ciudadana, se ha logrado dar de baja a 18 elementos y se ha dado respuesta a las recomendaciones interpuestas por la Comisión de Derechos Humanos durante el gobierno de Laura Beristain 2018-2021.
Tal parece que los altos mandos policiacos de este municipio se han olvidado que “el pasado sí importa”, que todo lo que dejen de llevar a cabo le afectará directamente a la presidenta municipal de Solidaridad, su jefa. Porque lo ocurrido a activista-ciudadano Antonio Ramos, no se acaba con “una disculpa” a secas. No tiene nada de malo reconocer que un problema es mayor de lo que uno se imaginó. Los seres humanos nos enfrentamos a ello de forma cotidiana, y quienes gobiernan no pueden evadirse de esa realidad.
Hoy, es una realidad que, aquella corporación policiaca menoscabada, sin patrullas, a la que logró levanta la presente administración recibió con una inversión histórica de parque vehicular, equipo, armamento, para poder devolver la paz y el orden a Solidaridad. Está siendo opacada por malas decisiones y acciones de ese “fuego amigo”, alimentado por intereses particulares, al interior de la Secretaría de Seguridad Pública, como en los tiempos de Laura Beristain.
A título personal, considero que hay algo que tiene más fuerza que toda palabra y todo discurso: los hechos. En el caso de la corporación policiaca local, necesitamos acciones que se traduzcan en resultados para los solidarenses. Es ahí donde, hasta hoy, seguimos esperando que los cambios sean notorios. Me despido con una reflexión política sobre lo que queremos para Solidaridad; trabajar en conjunto para cimentar un mejor futuro o dejar que la pasión termine por dividirnos.
NOS LEEMOS EN LA PROXÍMA
@LOTECL777