Martes/8-3-22
Hoy martes 8 de marzo se conmemora el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, lo cual me llevo a entablar una amena charla con mis dos hijas, a quienes les pregunte, a que se debía, el que hoy se realizan sendas marchas por féminas a lo largo y ancho de este país, si todo “va bien” de acuerdo con nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno. Tengo que ser honesto, tuve que realizar una pregunta estúpida y la respuesta no podía ser más oportuna, por parte de ambas ¿por qué marchamos? Porque hemos tenido que exigir lo que siempre debió ser nuestro: nuestros derechos, y aún falta mucho camino que recorrer, sentenciaron.
Agregaron que marchan porque todavía hay mucho camino que recorrer para garantizar efectivamente los derechos de las víctimas de violencia sexual. Porque en el acceso a servicios y justicia, así como en los medios de comunicación, se les sigue revictimizando. “Marchamos en contra de esos discursos de odio que siguen proliferando”. Exigimos que todas las personas tengan autonomía sobre sus cuerpos e identidades. Marchamos para que la distribución del poderío no siga siendo paritaria. Las feministas no sólo necesitamos más mujeres en puestos de poder, sino que la mujer que llegue, represente nuestra agenda.
Y la menor de mis hijas, continúo señalando que marchan porque aunque se han reconocido diversos tipos de violencia de género, éstos se han tratado de forma punitiva y no preventiva. Marchamos en contra de los impedimentos al Sistema Nacional de Cuidados. Porque a pesar de los esfuerzos legislativos de las feministas, aquí también vamos en retroceso, como lo pone en evidencia la reciente eliminación del programa Escuelas de Tiempo Completo. Por nuestros derechos económicos. NO basta con que las mujeres entren al mercado laboral, sino que, al realizar la mayoría del trabajo no remunerado, se requieren medidas para su permanencia y crecimiento dentro de éste.
La mayor de mis hijas, fue más allá, al señalar que la criminalización de la protesta social no es un asunto nuevo, las manifestaciones encabezadas por mujeres son específicamente señaladas a pesar de ser mayoritariamente pacíficas, discurso que propicia un ambiente hostil que pretende deslegitimar su activismo y abre la puerta para que, tanto autoridades como particulares, ejerzan violencia en su contra. Ha sido la misma inacción y omisión de los antes mencionados, la que impulsa la diversificación de las formas de expresión para exigir justicia; frente a esto deslegitimar y criminalizar es la peor respuesta, pues refleja la falta de voluntad política para escuchar y atender las causas que llevan a la apropiación de los espacios públicos.
Para finalizar, mis hijas y yo, coincidimos en que, actualmente NO hay nada que celebrar, al contrario, la pugna sigue todos los días en este país PATRIARCAL. La lucha no es hacia mujeres u hombres; simplemente es contra un pensamiento patriarcal que ha dejado desde hace muchos años un río de sangre.
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