Se afina la contienda por la gubernatura y los movimientos estratégicos ya se empiezan a sentir. A partir de este momento, para los que no lo habían hecho, todos los cambios atienden al sentido electoral.
Desde el día 1 de su mandato AMLO impuso la lógica electoral a toda actividad de gobierno; la repetida “transformación” no es más, desde su visión, que arrasar con la oposición a su movimiento. Así ha obtenido resultados acordes a sus intereses y proyecciones.
La cancelación de obras públicas o privadas para re-direccionarlas a otros territorios; la anulación de programas de asistencia social consolidados y la creación de nuevos, sin reglas de operación, para sustituirlos; la conformación de padrones de beneficiarios sin garantías de protección de datos; la cancelación de contratos de compra y distribución de medicamentos para, volverlos a entregar a los mismos laboratorios y distribuidores, cuando la “lumbre está llegando a los aparejos”, por ilógicas que suenen, solo tienen respuesta en la “rentabilidad electoral”.
En los hechos, todo le ha funcionado… y ¿le seguirá funcionando?
El movimiento político del presidente, después del 6 de junio de 2021, gobierna al 46% de los mexicanos, el PRI al 21%, el PAN 18%, Movimiento Ciudadano 11% y el VERDE 2%; esto es, 17 estados gobernados por MORENA y coalición; 8 por el PAN; 4 por el PRI; 2 por Movimiento Ciudadano y 1 por el VERDE.
Hasta el 6 de junio, la operación política le ha redituado buenos dividendos en cuanto a gubernaturas, presidencias municipales y congresos locales, no así en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, donde perdió la mayoría absoluta -pero para eso se tienen otras opciones-.
Este 5 de junio se tienen programadas 6 elecciones de gobernador y los movimientos no se han hecho esperar. Por lo pronto, a la Secretaría del Bienestar llega Ariadna Montiel -ex integrante de la corriente IDN de René Bejarano- experimentada operadora política de AMLO y a FONATUR -léase: TREN MAYA- Javier May, nada despreciable operador, paisano y gente de confianza del presidente.
En 2022 la estrategia seguirá siendo la misma: borrar, a toda costa, a la oposición del plano político electoral; esto como el camino, o el objetivo primordial de la 4T. Aunque aún subsistan ingenuos que siguen creyendo que el poder político se comparte y convoquen a mesas de diálogo y de concertación.