El diseño institucional de lo que ahora tenemos en el Instituto Nacional Electoral es producto de la desconfianza y el constante cabildeo de los partidos de izquierda y de derecha, que se unieron en la mesa para que pudieran transitar las “necesidades” del momento.
La desconfianza empujó, entre otros elementos, la credencial para votar con fotografía y la lista nominal, que es la base de datos mas importante que ha logrado construir este país. Si la memoria no me falla, fue a un distinguido militante de izquierda, Leonardo Valdés Zurita, quien al frente de un grupo de jóvenes, con mucho entusiasmo, se les encomendó el diseño y elaboración de esta herramienta imprescindible para garantizar el libre ejercicio del voto.
Pero eso no ha sido todo. No olvidemos que, cuando en el 2006 se alegó fraude, y a raíz de la campaña “Un Peligro para México”, la oposición de izquierda impidió legalmente que los particulares contrataran publicidad política en medios; incluso, la mordaza llegó al nivel de cancelar la posibilidad de que los partidos políticos contrataran pautas en medios concesionados (radio y TV). A partir de ahí, los tiempos y las pautas en medios concesionados las administra y distribuye el IFE-INE.
La fiscalización de campañas -casi- en tiempo real; el monitoreo de medios para verificar que no se excedan las coberturas de algún partido en perjuicio de otros; la coordinación de los OPLE (Organismos Públicos Locales Electorales) y de las elecciones locales; la elaboración de cronogramas para las elecciones locales y federales; la coordinación -si así se solicita- para llevar a cabo las elecciones internas y/o de dirigentes de los partidos políticos, además de las “ordinarias” como es el mantenimiento del padrón y la lista nominal, la implementación de los módulos de credencialización y muchas otras mas, son tareas que han abonado a que nuestro Instituto sea muy robusto, pero sin que haya caído en la sobre burocracia o en la incompetencia.
Y si, aunque usted no lo crea, esas actividades se realizan con gente experta, con equipos y materiales especializados y con dinero para disponer de lo anterior.
Con el nuevo invento de la revocación de mandato, el INE adquiere una nueva responsabilidad, que, por su importancia, deberá ser similar en despliegue, costos y resultados a los de una elección similar. Querer negar o minimizar lo anterior sería poner un dulce envenenado en la boca de la democracia.
Seamos claros: hasta el momento NO se han cubierto los requisitos para celebrar la consulta revocatoria; tampoco se ha suspendido la misma. El proceso continúa y dependerá de que los promoventes cumplan con los requisitos y de que el Poder Judicial de la Federación dicte si este ejercicio se lleva a cabo sin los recursos necesarios o si se instruye a la SHyCP para que “jale la cobija” y se pueda cubrir esta “necesidad democrática”.
Los hechos, eso si, demuestran que el ejercicio es innecesario para retirar el mandato al presidente de la república, ya que goza de buena aceptación popular; el revocatorio es mas un acto de propaganda para asegurar las gubernaturas y las legislaturas en juego en el 2022; además de darle satisfacción a un temperamento desbordado que requiere, ese sí, ratificaciones a cada momento.
Mientras tanto, las crisis económica, de seguridad, de salud y la cuarta ola Covid, acechan y ahí estarán cuando despertemos del letargo.